Es el punto de partida de una familia de cajas acústicas –la flamante EVO4 de la británica Wharfedale- que está rompiendo muchos estereotipos en materia de relación calidad/precio, como consecuencia de su increíble concentrado de tecnología punta, materiales de alta calidad, estética distinguida construcción impoluta, flexibilidad Hi-Fi/Cine en Casa y, por supuesto, sonido. Y además lo hace con la elegancia inherente a una concepción en la que una geometría inconfundible y un sistema de carga de graves tan bonito en lo visual como eficaz en lo funcional ponen en manos del usuario una comodidad de instalación sencillamente fantástica, rematada por unos graves dignos de diseños más voluminosos.
Pocas opciones hay ahora mismo en el ultracompetitivo mercado de las cajas acústicas de estantería que superen a la EVO4.1 a la hora de completar un sistema sin complicaciones que nos permita adentrarnos en la Alta Fidelidad con mayúsculas.
Excepcional en su planteamiento, cautivadora en sonido y precio
Pese a que la propuesta de Wharfedale es una de las más generosas del momento en lo que a cajas acústicas de alta relación calidad/precio se refiere, no se puede negar que con la comercialización de la gama EVO4 la marca británica se ha superado, y además con nota, a sí misma. La firma ha puesto toda la carne en el asador para ofrecer un compendio de prestaciones rara vez visto en sistemas de altavoces para aplicaciones de Alta Fidelidad y Cine en Casa donde la naturalidad sonora sea un condición “sine qua non”. Una concepción cuidadísima, cierto, a la que habría que añadir lo que realmente marca la diferencia: “extraordinariamente coherente”. ¿Qué queremos decir con esto? Pues que si echamos un vistazo a los diferentes modelos que conforman la gama EVO4 encontramos exactamente las mismas tecnologías en transductores, configuración acústica, recinto y calidad de fabricación y acabados.
De este modo, quien se anime a empezar en Alta Fidelidad estereofónica con el modelo más asequible, léase el monitor compacto EVO4.1, tiene la seguridad de que si más adelante desea subir de nivel adquiriendo el monitor de tres vías EVO4.2 o cualquiera de las columnas EVO4.3 o EVO4.4 o dar el salto al Cine en Casa (para lo que podrá elegir entre dos cajas centrales dedicadas y dispondrá de la posibilidad de añadir un poderoso y sofisticado monitor de efectos para adosar en pared dedicado), la continuidad tonal se mantendrá independientemente de lo compleja que sea la configuración elegida.
Tecnología punta en formato ultracompacto
El hecho de que a principios de año publicásemos un Blog sobre el modelo de más alta gama de la serie EVO, la espléndida columna EVO4.4, permite utilizar las reflexiones anteriores para hacer lo propio con el monitor ultracompacto EVO4.1, que pasa por ser justo el punto de partida de la serie en cuestión. Un punto de partida que, como hemos dicho, lo es sólo por precio y, en este caso, también por dimensiones, que no por lo que realmente importa. Ya de entrada, la belleza plástica del recinto no impide que se trate de una materialización perfecta del “forma al servicio de la función”, por cuanto combina paneles laterales curvados con un panel frontal y un panel posterior de diferente anchura, una geometría que al romper simetrías “especulares” contribuye de manera sustancial a minimizar resonancias internas y las pertinente coloraciones en el sonido.
A ello hay que sumar un sistema de carga de graves logradísimo, por cuanto combina puerto bass-reflex de emisión inferior con dispersión del aire a lo largo de una ranura que ocupa todo el perímetro de la caja, asegurándose de este modo extensión en graves y control a partes iguales para la respuesta en graves, amén de una versatilidad de ubicación sencillamente brutal. Pero lo que en términos de ingeniería más sobresale de este monitor de dos vías es, sin ninguna duda, la dotación de altavoces que incorpora, empezando con el más singular de todos ellos: un tweeter basado en el principio de funcionamiento AMT (“Air Motion Transformer” o Transformador de Movimiento de Aire).
Formalmente similar, aunque conceptualmente distinto a un sistema de cinta plano, el diafragma de un altavoz AMT tiene forma plegada y lo que hace es desplazar el aire lateralmente en un movimiento perpendicular, utilizando una hoja plegada de metal grabado fabricada en una película de PET (Tereftalato de Polietileno), actuando el circuito incrustado en la misma como si de una bobina móvil se tratara.
Desde el punto de vista práctico, lo que tenemos es un patrón sonoro muy similar al de un transductor electrostático, léase una emisión dipolar con excitación simultánea de ondas sonoras frontales y posteriores, pero en un formato mucho más manejable que, entre otras ventajas, permite una velocidad de respuesta excepcionalmente rápida. Además, el transductor AMT permite desplazar un volumen de aire mayor que un tweeter de cúpula convencional a partir de un diafragma extremadamente ligero, siendo el resultado una reproducción muy precisa, ágil y con menos distorsión de las frecuencias altas del espectro. El tweeter AMT se complementa con un “midwoofer” con cono de fibras entrelazadas de Kevlar (un material de alta tecnología reconocido por su robustez física y su neutralidad tonal) de 130 mm de diámetro que, gracias a su potente motor magnético, al sistema de carga reflex empleado y al cuidado con que se ha ejecutado el filtro divisor de frecuencias, permite a la EVO4.1 “bajar” prácticamente sin pérdidas hasta unos 60 Hz.
Un sonido muy abierto, transparente y con mucha garra
Los 3’5 ohmios de impedancia mínima –la nominal es de 8 ohmios- de la EVO4.1 nos lo ponen relativamente fácil para seleccionar una electrónica con la que asociarla, aunque la moderada sensibilidad de la Wharfedale obliga a que tal electrónica posea una buena capacidad dinámica. Dicho y hecho con el tan atractivo como refinado, poderoso y versátil sistema “todo en uno” M-CR612 de Marantz, que unimos a la EVO4.1 vía In-Akustik.
Ya desde el primer momento, la Wharfedale exhibe una curva tonal que impresiona por su regularidad, a la vez que la transparencia y espaciosidad extremas de la zona alta hacen que la escucha sea extremadamente confortable. Lógicamente, no se pueden pedir peras al olmo y en determinadas grabaciones la zona baja del espectro presenta ciertas limitaciones, pero, por otro lado, si jugamos con las pociones de ubicación permitidas por el sistema réflex inferior, se logra obtener –todo depende de la sala que tengamos y de nuestras exigencia sa la hora de escuchar música- una curva de respuesta en frecuencia subjetiva más que convincente y, desde luego, nada habitual para una caja acústica tan compacta. Un resultado al que sin duda contribuye la perfecta integración del tweeter AMT con el “midwoofer” de Kevlar, por cuanto la zona media se reproduce con tal precisión -¡fantásticas las voces femeninas!- que en algunos momentos hemos tenido la sensación de estar escuchando un monitor de tres vías en vez de uno de dos.
https://www.sarte-audio.com/blog/wharfedale-evo-41
https://chsonido.es/es/40_wharfedale